Yo no te olvido, habitas en un lugar donde nadie puede tocarte, donde nadie sabe que existes, donde nadie puede herirte, ni yo con mi olvido, ni tú con tu ausencia.
Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.
La terraza
Contaban los días para encontrarse en esa terraza frente al mar, bañados por la luz de luna y refrescados por la suave lluvia, desnudos de cuerpo y alma, siendo solamente uno y solo uno.
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