Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

He aprendido

He aprendido que dejar marchar, es Ia manera más auténtica y generosa de querer. Que hay personas, y hasta momentos, en tu vida, como el agua que besa Ia orilla de todas las playas; que siempre regresan a ella. Sin importar qué tan agitada sea Ia tormenta, ni el tamaño de las olas, después… vuelve a la orilla que custodia su partida.

He aprendido que las personas, Iugares y emociones realmente importantes forman parte de tu día a día incluso cuando no puedes verlos, incluso cuando no vuelvas tal vez a verlos nunca más.

He aprendido que la presencia nunca es el espacio cóncavo de ninguna ausencia. Y que la distancia, el tiempo y los duelos son tan interminables como tu decidas.

He aprendido que hay despedidas que nunca se acaban porque no cabían.

Que hay cosas, pequeñas cosas que se vuelven grandes, por las que merece la pena seguir mirando al horizonte sentado en la orilla...

No hay comentarios.: