Jamás hubo un accidente tan bonito como cuando se cruzaron tu mirada y la mía.

NO ME BUSQUES

no me busques 
en esta hora
en esta vida
en la fina línea 
que separa los ahora

no me busques
quizás me encuentres 

no me busques 
ya es tarde 
para que un alma como la tuya
se pierda en la mía 
y la quiera con vida

no me busques
ando más allá 
de la fina línea 
que separa los ahora
y por eso
no me puedo quedar 

ME GUSTAS ASÍ

Me gustas así:
inalcanzable,
como un sueño que concilio 
con los ojos abiertos
y clavados en ti
a pocos centímetros
de tu cuerpo.

Me gustas así:
omnipresente,
admirándote en silencio;
habitando mi imaginación
sin censura ni pudor.

Me gustas así:
intemporal,
también algo anacrónico,
porque el calendario me aleja de ti
mientras la brújula apunta
a tu centro.

Me gustas así:
imposible,
casi platónico;
porque es más fácil
que se caiga sobre mí
una estrella fugaz,
a que tus deseos
lleven mi nombre.

TU NOMBRE

Nadie consigue pronunciar tu nombre.
Sólo yo conozco la inflexión perfecta.
Fáltales la ternura en que fluye
y la dulzura en las consonantes.
No saben distiguir el color
de la nota musical exacta.
Por eso yo respondo cada día
inventando un nombre:
azul, pájaro, brisa, luz.
Palabras comunes
que se pueden decir sencillamente
aun sin conocerte y sin amarte.

A AMAR NADIE ME ENSEÑÓ

Tengo que decir que, casi siempre, las personas que me han amado lo han hecho bien, y que he sido yo el que las ha amado mal. Pero es que a amar nadie me enseñó y cuando intenté hacerlo bien me salió muy mal. Me apego demasiado, protejo demasiado, sufro demasiado. Me obsesiono, me salgo de mí, me entrego por completo. Dejo atrás cosas de mi vida, me pongo en segundo lugar, priorizo en exceso a la otra persona.

Amar me ha servido para conocer sufrimientos a los que nunca me ha enfrentado la vida y a felicidades que no he sido capaz de vivir experimentando otros estados. Ahora comprendo que esos grandes sufrimientos los viví, porque el amor revela nuetros puntos ciegos, nuestros silenciosos complejos, nuestros traumas no trabajados, nuestras lágrimas nunca lloradas y, sin embargo, no cambiaría nada de lo sucedido, porque finalmente aprendí que, a pesar del dolor del desamor, de la entrega desmedida, a veces sin reciprocidad, amar es la experiencia
más profunda y transformadora que existe.

He descubierto la inmensidad de mi corazón y la capacidad de amar con una intensidad que jamás imaginé. He conocido la belleza de la conexión humana, la alegría de compartir sueños y la fuerza que nace de la vulnerabilidad compartida. Ahora sé que es posible amar de una manera más sana, poniendo límites y aceptándolos, cuidando de mí sin descuidar al otro. Ahora sé que hay un
equilibrio entre la entrega y la independencia, entre la pasión y la razón.

Asumo la responsabilidad de mis errores por las veces que he amado mal. Pero también me perdono, me abrazo y me reconozco como alguien capaz de amar con una fuerza incomparable y que, además, utiliza esa misma fuerza para transformarse.

ERES DE QUIEN TE PIENSA AL LEER POESÍA

Todos merecemos alguien que no pueda dejar de ver nuestras fotos, alguien que mande mensajes a mitad de la tarde para preguntar cómo vamos y si todo está bien, alguien que te pida que le avises cuando llegues y al despertar te desee el mejor de los días. Todos merecemos alguien que se esfuerce por tenernos, como si la vida dependiera de nuestra existencia, alguien para quien seamos prioridad y no opción, merecemos quien encuentre estrellas en nuestros ojos, quien busque acampar en nuestros labios, quien quiera echar raíces en nuestro pecho, quien descubra un arcoiris en nuestra frente y nos llene de besos. Todos merecemos un poco de magia, alguien que nos cante, que baile sin miedo con nosotros en medio de la pista, alguien que nos dibuje, que nos escriba cartas, que le interese cómo nos gusta el café y llegue con una taza recién hecha al día siguiente. Todos merecemos alguien que sea una sombrilla en los días de lluvia, alguien que mejore el mundo con su simple presencia, que se convierta en un sol en nuestro cielo cuando las nubes tapen el paisaje. No merecemos menos, créeme, después aceptamos cualquier cosa por mitigar la soledad, por caer en la excusa mediocre de que es peor estar solos, pero no lo merecemos, porque afuera hay alguien que se muere por tenernos, por sacarle brillo a nuestra sonrisa, por hacernos morir de risa, por pintarnos los cerritos de colores. Para ser sincero, todos merecemos alguien que nos piense al leer poesía.

NI MUCHO NI POCO

No te quiero ni mucho ni poco,
el amor que nace entre los dos: "es infinito".

Un amor incontable como todas las veces que dejaré mis besos sobre tus labios como los miles de amaneceres que espero despertar abrazado a tu mirada como las madrugadas largas, tiernas y de guerra en donde fundiremos en una sola a nuestras almas.

No te quiero ni mucho ni poco, simplemente lo nuestro es "un te quiero que está por convertirse en un te amo".

PENSAMIENTOS INDECENTES

Prefiero pensamientos que desafíen el decoro, que la piel cubierta de apariencia falsa, donde las ideas audaces despliegan su manto, en lugar de la fachada de respeto que se arrastra.

La libertad de mente se despliega sin restricciones, abrazando lo "indecente" con audacia y pasión, mientras la falsa moral se desvanece en contradicciones, los pensamientos prohibidos revelan su razón.

Prefiero adentrarme en los rincones íntimos del alma, donde la verdad se yergue sin doblez o disfraz, desafiando las normas, las convenciones y la calma, donde la autenticidad prevalece más allá de lo superficial.

Así, en pensamientos "indecentes", encuentro verdadero brillo, donde la hipocresía se desvanece en la oscuridad, y descubro la belleza de lo auténtico y sencillo, donde la honestidad yace en cada pensamiento audaz.

NO ME LEAS

Por favor, ignora mis palabras,
pues corres el peligro de perderte
en el laberinto de mi mente,
en la comisura de mis labios,
en el tacto de mis manos,
ahogarte en el mar de mis emociones.

No me leas, te advierto,
soy adictivo y peligroso,
el vicio más fuerte,
que arrasará con tu calma.

Tu boca arderá en un fuego eterno,
tus ojos se nublarán con mis deseos,
y tu cuerpo se perderá en la niebla
de mi pasión desenfrenada.

No me leas, soy caótico,
un huracán de sensaciones,
que te arrastrará sin control.

Mantente a salvo, no me despiertes,
porque una vez adentro,
no habrá salida de mi laberinto.

¿QUÉ ES LO QUE NOS QUEDA?

¿Qué es lo que nos queda? En tusmanos, si las abres, ¿qué puede verse ahí? Yo he encerrado en las mías un calor que no es mío y del que quiero adueñarme a toda costa. Puede que esto no sea amor, sino una necesidad, pero qué vamos a saber nosotros del amor. El amor me parece un invento que bien pudo haber funcionado en otra época. La gente de ahora sólo está interesada. Nosotros, incluso, que buscamos un calor para huir del frío que da estar solos demasiado iempo. Nos hemos dejado la vida en otras bocas, otras camas, otros pasados que en su momento nos parecieron una estación permanente. Hoy estamos con lo que nos queda, que no es mucho, pero es más de lo que podrían tener dos personas como nosotros: un brillo que no existe en nadie más, un calor, un hálito de esperanza. Y lo encerramos, nos adueñamos, porque es lo que nos queda al final. Si juntamos tus manos con las mías, ese calor puede ser sólo nuestro.

BESOS

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.

MUJER CON AROMA DE CAFÉ

En el café se despierta el amor, ese sentimiento que se filtra por cada poro de mi piel y se funde con el aroma y el sabor de cada taza. El café es como tu cuerpo de mujer, una delicia que despierta mis sentidos y aviva mi deseo.

Cada sorbo es un beso robado, un roce suave que se desliza por mis labios y se adentra en mi ser. El café es el néctar que alimenta mi pasión, que enciende el fuego que arde en mi interior.

En cada taza de café se encuentra el dulce sabor de tus curvas, de tu piel suave y seductora. Es el elixir que me embriaga, que me hace perderme en el laberinto de tus formas y texturas.

El café es como esa conversación íntima que tenemos en la penumbra, donde tus palabras susurradas al oído se mezclan con el vapor de cada taza. Es la calidez que se siente al acariciar tu cuerpo, el refugio que encuentro en tus brazos.

En cada taza de café se esconde el poder de tus ojos, de esa mirada intensa que despierta mi deseo más profundo. Es el consuelo en los momentos de soledad, la compañía en las noches frías.

El café es como esa complicidad que se crea entre dos cuerpos, ese lenguaje secreto que solo nosotros entendemos. Es el placer que se desliza por cada rincón de tu ser, el éxtasis que se desata en cada caricia.

En cada taza de café se encuentra la promesa de un nuevo amanecer, de un futuro lleno de pasión y entrega. Es la chispa que enciende nuestra llama, la certeza de que juntos podemos alcanzar la cima del placer.

El café es como esa canción de amor que resuena en nuestros cuerpos, que hace vibrar cada fibra de nuestra piel. Es el combustible que alimenta nuestros encuentros, que nos impulsa a explorar nuevos horizontes de placer.

En cada taza de café se esconde la magia de tu cuerpo de mujer, la fuerza que me atrae y me enloquece. Es el lazo invisible que une nuestras almas, que nos conecta en un nivel más allá de lo físico.

El café y tu cuerpo de mujer son dos delicias que se entrelazan en un baile apasionado. En cada taza se encuentra la esencia del amor y el deseo, la combinación perfecta que me transporta a un mundo de sensaciones intensas.

El café es el aroma que se queda impregnado en mi piel después de cada encuentro, la huella que dejas en mí. Es el recuerdo que guardo en mi memoria, el sabor que perdura en mis labios.

En cada taza de café se despierta el amor y se enciende el fuego de la pasión. Es el elixir que me hace perderme en tus brazos, que me sumerge en un océano de placer y éxtasis.

El café y tu cuerpo de mujer son la combinación perfecta, una sinfonía de sabores y sensaciones que me llevan al éxtasis. En cada taza se encuentra el amor y el deseo, la magia que solo tú y yo podemos crear.

EN CADA TAZA DE CAFÉ

En el café se encuentra el sabor amargo del amor, una bebida que despierta los sentidos y aviva el corazón. En cada taza se esconde una historia de encuentros y despedidas, de risas y lágrimas, de pasiones ardientes y amores perdidos.

El café es como ese primer beso, ese instante fugaz en el que dos almas se encuentran y se funden en un solo latido. Es el aroma que envuelve el aire y te transporta a un lugar donde el tiempo se detiene, donde solo existen dos corazones que laten al unísono.

Cada sorbo es un suspiro, una caricia en el paladar que despierta los sentidos y despierta la pasión. El café es el cómplice de los amantes, el confidente de los corazones apasionados que se entregan sin reservas.

En cada taza de café se esconde el dulce sabor de los recuerdos compartidos, de las miradas cómplices y las palabras susurradas al oído. Es el elixir que alimenta la llama del amor, que enciende la pasión y aviva el deseo.

El café es como esa conversación interminable, esas horas que se desvanecen en un suspiro mientras los cuerpos se acercan y se entrelazan. Es la calidez que se siente en cada encuentro, el refugio que proporciona el abrazo de la persona amada.

En cada taza de café se encuentra el poder de sanar heridas, de reconstruir corazones rotos. Es el consuelo en los momentos difíciles, la compañía en las noches solitarias. El café es una mano extendida, un gesto de amor que reconforta el alma y sana las heridas del pasado.

El café es como esa complicidad que se crea entre dos personas, ese vínculo que trasciende las palabras y se alimenta de miradas y gestos. Es el lenguaje secreto de los amantes, la conexión que se establece en cada taza compartida.

En cada taza de café se esconde la promesa de un nuevo comienzo, de un futuro lleno de risas y aventuras compartidas. Es la chispa que enciende la llama del amor eterno, la certeza de que juntos pueden enfrentar cualquier desafío.

El café es como esa canción de amor que resuena en los oídos y hace vibrar el corazón. Es el combustible que impulsa los sueños y alimenta la creatividad. El café es la musa de los amantes, la inspiración que surge en cada sorbo.

En cada taza de café se esconde la magia del amor, la fuerza que une a dos almas y las convierte en una sola. Es el lazo invisible que une a los corazones, que trasciende el tiempo y el espacio.

El café y el amor son dos fuerzas indomables que se entrelazan en un baile eterno. En cada taza se encuentra la esencia de la pasión, el fuego que arde en el corazón de los amantes. El café es el elixir del amor, la bebida que aviva la llama y nos recuerda que el amor es un viaje sin fin, una aventura que vale la pena vivir.